sábado, 17 de septiembre de 2011

STEPHEN SHORE Y SERVIDORA. La inspiración que me proporcionó Uncommon Places para Desert Paradise

Recuerdo que la primera vez que me hablaron de Stephen Shore fue en clase de Postmodernidad en 4º año de carrera. Su fotografía tenía un algo que golpeaba en mi alma como un martillo. Aquello me tocaba fondo y sólo yo sabía porqué, al igual que sabía que no todos los alumnos estaban sintiendo lo mismo. Cada uno ve un mundo cuando mira una fotografía. Shore tenía parte de mi mundo, y yo lo expresaría un tiempo después.

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Este texto informativo sobre Shore pertenece a:
http://doingmyway.blogspot.com/2011/01/stephen-shore-uncommon-places.html

Fotógrafo autodidacta, influenciado profundamente por el libro American Photographs de Walker Evans, Stephen Shore decidió a la temprana edad de 14 años ponerse en contacto con Edward Steichen, el entonces encargado de la sección fotográfica del MoMA, para presentarle parte de su trabajo.
Steichen se llevó tan buena impresión que decidió comprarle tres obras, plantando a Shore en medio del panorama artístico y creativo del Nueva York de comienzo de los años 60.









A los 17, como amigo y colaborador de Andy Warhol, se paseaba a diario por The Factory, tomando instantáneas de todo lo que se cocía por allí.

En 1971, a sus 24 años, Stephen Shore disfrutaba ya del reconocimiento público que le otorgaba el haber exhibido en solitario en el
Metropolitan Museum of Art de Nueva York.

Un año más tarde, en 1972, Shore se dió cuenta de que toda su vida había transcurrido en un escaso radio de varios kilómetros alrededor de la Gran Manzana, así que con la intención de descubrir el país, decidió emprender junto con un amigo suyo un viaje desde Manhattan hasta Amarillo, Texas.

Tal fué el shock que se llevó durante ese viaje, que nada más finalizarlo se embarcó en otro, ésta vez en solitario con la única compañía de su
Rollei de 35mm.
Shore tomó fotos de todo lo que se encontraba a su paso, cada paisaje que captaba su atención, cada edificio, cada camarera que le atendía, cada habitación de hotel...

A su regreso, con los cientos de fotografías registradas, exhibió y publicó su trabajo
American Surfaces que tuvo una acogida bastante pobre, debido en parte a la incompresión del mensaje que Shore quería mostrar, y a la poca calidad de las impresiones obtenidas de los pequeños rollos de 35mm.

Decepcionado, comprendió que la única manera de poder plasmar la auténtica visión de sus viajes era empleando un equipo que produjera resultados de mayor calidad, ésta vez llevando consigo una
cámara de gran formato.
Shore se embarcó en una serie de viajes a lo largo y ancho del continente americano desde el año 1973 hasta el 1981.
El hecho de llevar encima una cámara de gran formato y el coste de cada placa fotográfica le obligaron a trabajar con otra filosofía, teniendo que tomarse mucho más tiempo en cada parada para montar el equipo, siendo más selectivo, viendo con más profundidad, desarrollando minuciosamente cada composición.

En 1982 se publicaba
Uncommon Places y nacía un clásico. El impacto fue brutal, creando el libro más copiado, venerado y reconocido como influencia directa de la mayoría de fotógrafos de los últimos 30 años.
Con éste trabajo establecía las nuevas directrices del movimiento conocido como
Nueva Topografía y abría por primera vez las puertas de galerías y museos por todo el planeta a la fotografía en color de gran formato como medio artístico, acotada hasta entonces para uso comercial.
Composiciones esquisitas con tal calidad y definición que uno puede pasarse horas recorriendo visualmente cada imagen descubriendo nuevos detalles.
Indudablemente, el trabajo de Stephen Shore ha adquirido un componente nostálgico con el paso de los años y ver ahora, 30 años después, esas calles plagadas de coches clásicos americanos es un valor visual añadido, pero incluso en el momento de su aparición, cuando esas imágenes "solo" eran una representación de la América presente, el virtuosismo de sus composiciones, su capacidad de control de luces y sombras, y el rango cromático de cada toma, daban valided a su obra sin la necesidad de la carga extra de melancolía.


Otros siguieron su estela, véase el trabajo de William Eggleston.


Stephen Shore es hoy profesor y director del Departamento de fotografía del Bard College, en el estado de Nueva York.
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Ahora bien, ¿qué hice yo? Pues bien, no es exactamente un diario de viaje, de hecho ni siquiera salí de Barcelona para realizar Desert Paradise, y también no trata sólo de Shore, sino que él fue como una de las muchas gotitas que forman esta serie fotográfica, la cual también está influenciada por el concepto de la ruina, de la soledad, del desgaste personal, del viaje interno, de lo viejo y desolador, del trabajo en b/n...

Este es el texto que acompaña a Desert Paradise, quizás así se entienda mejor:


La soledad. Todos los paseos conducen hasta nosotros mismos, toda meditación posible gira sobre nuestros sentimientos. El paisaje en sí, es una construcción cultural abstracta que sostiene con hilos los restos destrozados de la idea de Paraíso. Paisajes silenciosos por la ausencia del hombre, paisajes que duermen. Normalmente lugares comunes y concurrentes urbanos o salvajes, que se encuentran ahora vacíos, abandonados, libres, muertos, tumbas de historias,refugios de la psique envueltos en misterio. Cuando se habla del concepto de lo sublime desde una perspectiva estética, se evita la presencia del hombre porque el discursos estético empieza después de que los cadáveres hayan sido retirados. El placer de la ruina solitaria o la urbe desierta, viene cuando aceptamos finalmente que tenemos muy poco control sobre el destino de nuestras vidas.

Aquí dejo el enlace donde podreís ver la serie completa:
https://picasaweb.google.com/112459575024909541932/DESERTPARADISE#


Desert Paradise I
Desert Paradise II

Desert Paradise III

Desert Paradise IV


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